Respiración artificial. Ricardo Piglia


Breve viajecito con relectura obligada después del segundo tomo de Los diarios de Emilio Renzi. La de Piglia es una obra cada vez más enorme y no puedo evitar una relectura a través de esos diarios.

En Respiración artificial, una mirada imprescindible sobre la historia argentina y sobre todo sobre su literatura.

Una de los mejores párrafos que leí sobre Piglia es de Martín Kohan, en la siempre excelente Revista Anfibia:

La inteligencia de Piglia es, a un mismo tiempo, narrativa y crítica, por eso narra cuando ensaya y ensaya cuando narra, por eso brilla en las ficciones de la completa invención no menos que en el paisaje habitual de la realidad del mundo. 
Nota completa, acá.











Ricardo Piglia. Respiración artificial. Anagrama, 2008

Resumen de la editorial:
En una encuesta realizada recientemente entre cincuenta escritores argentinos, Respiración artificialfue elegida como una de las diez mejores novelas escritas en aquel país. Se trata no sólo del único libro memorable publicado durante el período de la dictadura militar (la edición original es de 1980), sino también de una espléndida ficción que se convierte en espejo de la historia, de una novela que, utilizando la estructura de la novela policíaca –para Piglia éste es uno de los géneros fundamentales de la literatura contemporánea-, puede leerse como una indagación sobre los enigmas de épocas convulsas, de personajes oscuros.
El joven escritor Emilio Renzi –que reaparecerá luego en otras obras de Piglia- ha escrito su primer libro, la narración conjetural de una historia que circulaba en su familia en varias versiones. Y es entonces, tras la publicación de aquel relato de equívocas traiciones y castigos, cuando Renzi conoce por fin al protagonista, su tío Marcelo Maggi. A finales de los años setenta, Maggi vive en provincias, en una ciudad fronteriza, dedicado a descifrar las cartas y papeles de Enrique Ossorio, el secretario privado de Juan Manuel de Rosas, un personaje que habría podido ser un héroe, y de quien se sospecha que fue un traidor. De Renzi a Maggi, y de éste a Ossorio: casi sin darnos cuentas hemos retrocedido ciento treinta años y se ha borrado la frontera entre literatura e historia, entre realidad y ficción. Ossorio se suicidó en Chile, en 1850, poco antes de la caída de Rosas, después de un vertiginoso exilio.
En sus largas conversaciones, Renzi y Maggi, intentan aclarar ese y otros muchos enigmas. Y también encontramos al polaco Tardewski (detrás del cual se esconde, o quizá se muestra, la figura del genial Witold Gombrowiccz), quien refiere un encuentro tan posible como inverosímil entre Hitler y Kafka en la Praga de los años veinte; y al paranoico Arocena que, como un lector de novelas policíacas, busca en cada frase la clave que permita descifrar el enigma entero. Y así, a través de exilios y cartas, de libros y de retazos de historia, de vidas desgarradas y relatos inconclusos, se trama una de las novelas más radicalmente originales y atractivas en castellano de las últimas décadas. Respiración artificial es la irrefutable respuesta a quien se pregunten por qué, tras la muerte de Borges y Bioy Casares, Piglia es considerado el mayor representante vivo de la literatura argentina.


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