Primera memoria. Ana María Matute


Cuánta belleza hay en la narración de una historia con tanta crueldad, la que se va metiendo en la vida de niñxs y adolescentes que van descubriendo el mundo de los adultos. El contexto ayuda: se inicia la guerra civil; hay una mujer, la abuela, dirigiendo con mano de hierro (ay, tan patriarcal) una casa y unas vidas; está ahí la búsqueda de identidades de Borja y Matía, yendo hacia el ser hombre y ser mujer; está Manuel, hermoso allí.

La historia es cruel, lo que pasa allí es cruel, pero tiene una belleza conmovedora. Habrá que encontrar tiempo para leer los otros dos libros que componen la trilogía de esta española que no me defraudó.












Ana María Matute. Primera memoria. RBA, 1995

Resumen de la editorial:
La guerra civil está ahí, lejana e indivisible, tal vez porque la adolescente Matía y su primo Borja viven en esos momentos en una isla, en casa de su abuela. En ese rincón del mundo, Matía, huérfana de madre y de padre desaparecido, irá despojando su mirada de la inocencia de la infancia y despertará a la tristeza de una realidad que siempre le había sido disfrazada. Durante ese proceso, que no es otro que el paso a la vida adulta, Matía descubrirá muchas cosas de sus mayores, iniciando esa decepción inevitable que sucede a las ilusiones de la niñez.
Esta novela de iniciación, narrrada desde el lirismo más descarnado, ganó el Premio Nadal en 1959.



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